miércoles, 23 de noviembre de 2011

Los Recursos electrónicos invaden las bibliotecas del siglo XXI


Resulta increíble, pero cierto… Actualmente la mayor parte de la colección bibliotecaria está compuesta por recursos electrónicos. Éste es el titular que destacaría de la última clase. El motivo no es otro que siendo una parte fundamental dentro del pilar más importante de una biblioteca, como es la colección, resulta ser para mí un perfecto desconocido.
Desde mi experiencia, puedo decir que a lo largo de cinco intensos años de memorias, reseñas, trabajos de investigación, etc. esta parte de la colección ha pasado muy de puntillas entre mis fuentes. A parte de no tener muy claro los sitios donde poder encontrarla, cuando mis consultas en el catálogo de la biblioteca me sugerían un determinado recurso electrónico, la mayoría de las veces los ignoraba, no sé si por miedo a lo desconocido o simplemente por costumbre. Lo cierto es que la etiqueta “Recurso Electrónico” abría las puertas a una parte de la colección que en contadas ocasiones quise conocer.
Y no solo me atrevería a hablar de mí. Sin hacer encuesta alguna podría decir que es un pequeña parte de la comunidad universitaria la que utilizaría dichos recursos. Me estoy refiriendo a investigadores en su mayoría, ya que la mayor parte de los estudiantes acudimos automáticamente a lo “superficial”  de la colección, es decir, a soportes en papel.
No obstante, casi todas las revistas universitarias de mayor importancia se están publicando cada vez más en formato digital, lo cual es de agradecer para las bibliotecas, ya que están aumentando su colección a pesar de contar estos últimos años con un presupuesto mucho menor. Tengamos en cuenta que dichos formatos son más económicos, puesto que prescinden de gastos de envío, impresión, etc., aunque también debemos de decir que la suscripción a cualquier revista no es gratis.
A nivel particular, por el contrario es más económico encontrar una publicación en papel que en formato digital, además de ser más fácil de conseguir. Por ello, ante los impedimentos para acceder a este tipo de formato, se está recurriendo cada vez más a la piratería. Aunque este sector a día de hoy aún no se esta viendo tan perjudicado como por ejemplo el de la música, ya que como dijimos anteriormente, el porcentaje de población interesada en estos recursos no es muy elevado. Además la inversión de las bibliotecas contrarresta las pérdidas ocasionadas por la piratería. Por lo tanto, es éste un sector el cual no está llamado al estancamiento, ya que por mucho que aumente el interés de la población por estos formatos y se recurra a la piratería de ellos, las bibliotecas estarán ahí para aportar su granito de arena y contribuir a su financiación.
Ahora bien, ¿cómo siendo primordiales en la colección de las actuales bibliotecas no se fomentan por parte del docente? No tenemos más que echar un vistazo a las bibliografías recomendadas en cualquier guía docente para comprobar esto que digo. ¿Es quizás el peso de la antigua escuela, como ocurriera con la utilización de internet, el que sigue trazando los límites en la educación? Posiblemente haya más de una respuesta a estas preguntas, pero lo que si es verdad es que en pleno siglo XXI la educación virtual aún no ha llegado a implantarse en las aulas por completo. Creo que dicho proceso de implantación debe ir parejo con el cambio de mentalidad en la labor docente, ya que en el momento que uno de los dos se quede atrás ocurre esto que estamos viviendo: un cambio a medias.
Por lo tanto, debemos ya, como futuros docentes muchos de nosotros, de ir familiarizándonos con cada una de las novedades que nos ofrece esta nueva educación y no estaría nada mal que ya que desde ciclos inferiores no hemos podido acceder a ella, nos pongamos las pilas, como hicimos en su momento con la webcty, y hagamos de ésta, no una nueva forma de aprendizaje, sino opción más en nuestra formación. Con ello quiero decir que ampliemos nuestro abanico de posibilidades, nuestras fuentes, pero sin dejar de lado las tradicionales.
En mi caso, me propongo desde este momento conocer más en profundidad dichos recursos, ya que a parte de tener la misma fiabilidad que los soportes en papel, poseen, en el caso de las revistas, información más actualizada, ya que se publican la mayoría de ellas en fascículos y su utilidad puede llegar a ser de gran valía en futuros proyectos.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Gestores de Referencias Bibliograficas

Montmartre, Montparnasse, el Marais, entre otros, son barrios que componen el país galo, pero si mencionamos Mendeley, Arcgis o photoshop, ¿qué nos sugieren? Son programas o “barrios” que componen Internet o el “país virtual”.

Al igual que existen barrios especializados en algún oficio en especial, tales como “el barrio de los pintores” o “el de los artesanos”, estos programas están destinados a diferentes funciones: sistemas de información geográfica, gestores de referencias bibliográficas, programas fotográficos, de música, etc.

En esta tercera clase práctica nos hemos centrado concretamente en programas informáticos especializados en la gestión de referencias bibliográficas, como es el caso de Refworks, End Note, Fotero o Mendeley, siendo este último uno de los más completos que se ofrecen.

Y os preguntaréis qué función tienen este tipo de programas en el mundo de la Biblioteconomía. Pues bien, no sé si recordáis aquello de las tarjetitas blancas de rayas rojas y con los dos agujeritos arriba. En ellas los bibliotecarios realizaban una minuciosa labor, de chinos, por qué no, por registrar todos los datos de cada uno de los ejemplares de la biblioteca: título, autor/s, año de publicación, editorial, lugar de edición, manual o monografía,… Además, dichas tarjetitas iban archivadas en pequeños casilleros organizados alfabéticamente.

Ahora el cuento ha cambiado y no sabéis cuanto. Se inventan dichos gestores y como de la noche a la mañana ese centenar de ya amarillentas tarjetitas se van al traste. Al modo que un superhéroe cualquiera entra en escena, así lo hacen estos programas, destinados a solucionar la vida de bibliotecarios traumatizados por recopilar la mayor cantidad de datos bibliográficos posibles. Y no peco en absoluto de exagerado cuando digo esto. Tan sencillo como entrar en cualquiera de estos programas y comprobarlo.

Si hace treinta años un bibliotecario hubiese imaginado un programa capaz solamente de almacenar miles y miles de ejemplares tanto “reales” como virtuales, con la correspondiente descripción de cada uno de ellos, organizados según el factor de impacto y que además se pudiesen compartir con otras bibliotecas, lo tacharían del mismo modo que tachan a un niño cuando dibuja en el cole en coche volador. Y si a las funciones anteriores le sumamos muchas otras tales como etiquetar el ejemplar con alguna anotación de interés, localizar el documento a través de otro tipo de datos que no sea el título o autor, enumerar el documento para una mejor identificación, etc., el caso que nos harían ni quiero ni imaginarlo.

Por ello, debemos ser conscientes que nos encontramos en un mundo de continuos avances tecnológicos y lo que hoy puede sonar descabellado, mañana puede que sea una realidad. Así que sigamos soñando…

Por último, no debemos pasar por alto a otro de los destinatarios de este tipo de programas: el investigador. Son ellos los que quizás le den más uso, ya que como dije anteriormente, son programas idóneos para almacenar una gran cantidad de documentos bibliográficos.

La labor del investigador encuentra una gran ayuda en estos programas, ya que además de las diferentes funciones ya mencionadas se les suman otras de gran valía, como la realización automática de bibliografías, lo cual despertó en nosotros un gran sentimiento de rabia, después de cuatro años de lucha.

De esta manera, hagamos un huequito más en nuestra caja de herramientas e introduzcamos este tipo de programas en ella, ya que como habréis observado, ¡no veas el peso que te quita de encima!


martes, 25 de octubre de 2011

Google vs Bibliotecas


Posiblemente si preguntáramos entre nuestro círculo de amigos más cercano por Google la gran mayoría sabría decirnos de que se trata. Lo mismo no sabrían darnos una definición concreta, pero está claro que la palabra buscador saldría por boca de todos.
Sin que quede pedante, pero para mi Google siempre ha sido más que un buscador. Es el que me facilita el trabajo, el que me resuelve de manera más inmediata mis dudas, el que me aporta cualquier tipo de información que busque,… Es poco menos que un dios.
Siempre ha sido tan sencillo como escribir en la casilla las palabras claves de la información deseada para que aparezcan miles de páginas con enlaces a dichas palabras claves que anteriormente habías escrito. Aunque no siempre muestran la información que estamos buscando, ya que, por el contrario, he de decir que en la mayoría de las ocasiones nos aparece información referente a otros temas que en nada se asemeja al nuestro. Aún así mi idealización sigue siendo la misma, puesto que una vez que encuentro lo que busco me soluciona gran parte del trabajo de una manera cómoda y sencilla: nos evita pesadas búsquedas de manuales en bibliotecas, consultar índices, bibliografías, completar información con otros manuales más precisos, etc.
En esta primera práctica de la asignatura de Biblioteconomía se nos explicaba las ventajas que este buscador nos ofrecía para conseguir una información más precisa y ahorrarnos tiempo de búsqueda. Y ahora me pregunto yo: ¿no os parece una contradicción el objetivo de la práctica viendo el nombre de la asignatura?
En mi opinión, como he dicho, para mi es una herramienta bastante útil y sobre todo cómoda. No obstante, desde mi experiencia la imagen que se nos ha dado de ésta no ha sido del todo limpia, ya que su fiabilidad ha sido en numerosas ocasiones puesta en tela de juicio.
La mayoría de las educaciones superiores apuestan por el uso de Bibliotecas. Probablemente vean en monografías, manuales y otros artículos académicos un modo más fiable de obtener una información a la altura de las circunstancias que se nos exige. Recuerdo que en el curso de iniciación a la Universidad se nos explicaba la forma de realizar trabajos académicos y una vez llegados al punto de cómo citar la bibliografía, la manera de detallar una página virtual fue un alumno el que se tuvo que interesar, a lo que el profesor añadió: “mientras menos utilicéis esos recursos en este tipo de trabajos mucho mejor, y si lo utilizáis que sean recursos electrónicos que encontréis en nuestra o en cualquier otra biblioteca”.
Quizás sea éste el motivo por el que me resulte rara la exaltación de esta herramienta dentro del ámbito universitario y aún más, dentro de la asignatura de Biblioteconomía.
Sin embargo, ¿quién de los estudiantes no la utiliza en sus trabajos? Creo que no debemos entrar a valorar cual de los dos medios es más fiable, sino considerar ambos como una buena fuente de información, siempre que hagamos un buen uso de ellos, y para ello pienso que se destinó esta primera práctica. Al igual que se le dedicó una sección antes de entrar a la Universidad a cómo utilizar nuestra Biblioteca, también veo preciso, no ahora que ya llevamos el ciento de trabajos hechos, ni en esta asignatura, explicar el correcto uso de esta herramienta.
Volviendo al principio y habiendo reflexionado sobre el tema, he de decir que con el descubrimiento de la “búsqueda avanzada” de Google mi idealización ha ido en aumento, ya que si poco tiempo tardaba antes en encontrar lo que buscaba, ¡ahora tardo menos! Además, las diferentes variantes que este buscador en concreto ofrece, tales como Google Academic, Microsoft Academic Search, Google Noticias,…, reduce el campo de búsqueda, aportándonos una información más precisa.
Por ello quiero sacar una lanza a favor de Google, ya no solo como herramienta perfectamente válida para estudios superiores, sino como buscador de cualquier tipo de información, ya sea previsiones del tiempo, noticias del país, conciertos, horarios de vuelos, trenes y un sinfín de resultados que si me pusiera a citar todavía podría estar escribiendo.

domingo, 23 de octubre de 2011

Bienvenidos a la nueva era tecnológica...


La generación a la que pertenezco considero que forma parte del periodo de transición a esta famosa nueva era tecnológica, cuyo principal protagonista es el admirado y venerado Internet.

Atrás queda ya la tecnología impuesta por la Revolución Industrial, quizás porque haya pasado a formar parte de manera consolidada de nuestras vidas. Se abre ahora un nuevo ciclo de dicha era en el que se vuelven a imponer nuevas tecnologías, que al igual que las anteriores, deberán someterse a un proceso de familiarización con nuestra cultura. 

Como todo cambio, durante su consolidación verá su integración puesta en entredicho; al fin y al cabo sino fuera por la crítica la mayoría de los avances de hoy en día no hubieran tenido el mismo éxito. Es como un imprescindible control de calidad para acreditar su valor. 

Internet recibe constantemente miles de críticas, reduciendo así el número de detractores. Y digo reduciendo porque precisamente esas críticas son las que hacen que este medio se vaya superando día a día. Tal es el caso de la seguridad en la red: control de contenidos, ley de protección de datos, limitaciones para menores de edad, etc. Bien es cierto que el nacimiento de este medio tuvo un fin muy concreto: la búsqueda de información generalmente, por lo que sus carencias eran fácilmente palpables. Actualmente se ha convertido en un entramado, en el que las diversas utilidades que nos ofrece lo han convertido en un medio extremadamente complejo, revolucionando así la sociedad contemporánea.

No obstante, la íntegra consolidación aún no ha llegado, ya que como he dicho anteriormente, su desarrollo y su continua renovación perduran hoy día.

Haciendo un recorrido por su paso es irremediable echar la vista atrás y remontarme, como hice en post anteriores, a mi infancia. 

Recuerdo que el disponer de un ordenador personal no estaba al alcance de todos, solo para aquellas personas que lo supusieran una herramienta de trabajo. En mi casa, el único ordenador, de sobremesa por supuesto, estaba reservado a mi hermano mayor que era el único que realizaba unos estudios a la altura de su uso. Obviamente, Internet era cosa que ese ordenador no había visto ni por asomo. Para navegar ya existían los famosos cibercafés frecuentado para buscar alguna información, la cual se guardaba en los extintos diskettes. En los colegios e institutos el ordenador era una herramienta limitada solo a la asignatura de informática, que según la modalidad de estudios que eligieras podías cursarla o no. 

Actualmente  las nuevas generaciones también están siendo educadas dentro de dicha era tecnológica, solo que el paso del tiempo la ha convertido en un nuevo modelo de vida que en nada tiene que ver con el originario. No es nada raro encontrar en una casa más de dos ordenadores, en su mayoría portátiles, cuyos propietarios no alcanzan la mayoría de edad. Es en gran medida el sistema educativo actual el responsable de dicha situación, el cual se ha visto alterado con la creación de los llamados “Centros TIC”. Este nuevo sistema educativo pone a disposición de los alumnos un ordenador para cada dos, con el que el profesor explica las diferentes materias de una manera totalmente digitalizada, eso sí, sin cambiar el contenido de ésta. http://www.adelat.org/index.php?title=centros_tic_ii&more=1&c=1&tb=1&pb=1 Y es en este punto donde quiero hacer hincapié, ya que es éste uno de los principales focos de debate actual. Debemos tener claro que la incorporación de las nuevas tecnologías al sistema educativo actual no altera en absoluto la materia explicada, ya que ésta no cambia, sino que por el contrario aporta un abanico más amplio de información, facilitando al mismo tiempo la labor del profesor y haciendo más llevadera la función de aprendizaje del niño. Muestra de ello lo pudimos observar en la visualización del documental que el pasado miércoles vimos en clase, donde se hace una distinción bastante clara entre la forma de enseñar en la escuelas del siglo XX y la educación del siglo XXI.

Además, la Junta de Andalucía ya lleva varios años ofertando ordenadores portátiles para los alumnos, con el fin de ampliar el tiempo de aprendizaje digital fuera de la escuela.

Se está creando un sistema educativo adaptado a las nuevas tecnologías, aplicable a todos los campos: universidades, ciclos formativos, educación primaria, escuelas de adultos, etc. De este modo, estamos ante un modelo educativo accesible a todo el mundo con un amplio abanico de información, el cual inaugura una nueva tarea tanto para profesores, padres o alumnos: seleccionar la información adecuada.

domingo, 16 de octubre de 2011

Las biblotecas del siglo XXI


Continuando con la rutina adictiva que genera la que yo llamo “vida virtual”, me topo con una noticia que me ha llamado bastante la atención. El titular: “Las bibliotecas municipales ofertan 31 cuentacuentos hasta fin de año http://www.laopinioncoruna.es/gran-coruna/2011/10/16/bibliotecas-municipales-ofertan-31-cuentacuentos-ano/542080.html, suficiente para crear una opinión fundamentada…

Preguntemos entre nuestro círculo de amigos más cercano qué le sugiere una biblioteca. La respuesta será siempre la misma; un lugar para la lectura o el estudio. La imagen que estos espacios, al igual que pueda ocurrir con los museos, nos han venido ofreciendo es monótona, pasiva y por qué no, aburrida. Lugares utilizados sin más remedio.

Para otra parte de la población, y desgraciadamente la mayor parte, son vistos con indiferencia, no les suscita ningún interés ni ven en ellos nada atractivo.

Actualmente poco a poco las bibliotecas están luchando por renovar su imagen y acoplarse a los nuevos tiempos y exigencias de la sociedad en la que vivimos. Si para nuestros padres el hecho de encontrar un sitio donde poder consultar atlas o manuales de ortografía de manera gratuita ya era una novedad, para los jóvenes de hoy en día la existencia de este tipo de espacios se ha convertido en un mero trámite prescindible para la educación o la cultura, ya que las ventajas originarias han ido perdiendo protagonismo. Esto no quiere decir que hayan dejado de ser una útil herramienta en la formación de cualquier persona, sino que se debe potenciar precisamente dicha función con medios a la altura de los tiempos en los que vivimos.

Pongámonos en el caso de mi pueblo para acabar de entender esto que digo. El pueblo en el que vivo, de unos 4.000 habitantes aprox., nunca ha conocido una biblioteca municipal tal cual. Siempre ha existido una pequeña sala en el colegio donde los niños, y digo niños porque éramos los únicos que la utilizábamos, íbamos en contadas ocasiones a por un determinado libro que nos llamaba la atención. Ahora contamos con una biblioteca municipal, la cual a través de un acuerdo con el colegio recibe todas las tardes varios grupos de niños, que tal y como se les exige van con sus libros, haciendo de este lugar su particular sala de estudios. También cuenta con varios ordenadores para consulta con programas adaptados para principiantes, una sección adaptada a los más pequeños con mesas de juego y escritorios y una sala de estudio insonorizada. Ha pasado de ser una novedad solo al servicio de ciertas personas y núcleos de población ha convertirse en un medio más para la formación perfectamente incorporado en nuestra actual forma de vida. 


                                               Excursión de niños a las instalaciones de la biblioteca


Como hemos visto ya se ha empezado a incorporar en la vida de estos espacios un eficaz medio de potenciación, la interacción colegio-biblioteca. No obstante, no solo se deben conformar con eso, la cuestión es lograr la mayor dinamización posible, es decir, hacer de dichos espacios un lugar atractivo para la mayor parte de los ciudadanos. La organización de ciclos de cuentacuentos, como hace referencia la notica, charlas amenas sobre el mundo bibliotecario para los más pequeños, excursiones a otras bibliotecas, etc., deben empezar a incorporarse en la vida de éstas. 


                                                         Grupo de mujeres en talleres de lectura

domingo, 9 de octubre de 2011

Los blogs también cuentan!!


Cuando a la gran mayoría nos surge la posibilidad de crearnos un blog, aconsejado por un amigo, por una noticia de internet o simplemente como objetivo para superar una asignatura, rápidamente se nos viene a la cabeza la pregunta de “¿para qué?”. 

Actualmente el mundo virtual está a la orden del día. La rutina diaria, la forma de vida tradicional, la interacción directa, le ha dejado paso a lo que yo llamo "la vida virtual". Ya no se trata de llevar una vida estresada o tener una vida fácil o sosegada, ahora se tiene una “vida virtual”, ni mejor ni peor, virtual.

Dicha vida, sería inconcebible sin las conocidas redes sociales, las cuales han acaparado todo el protagonismo. Si quiero quedar con un amigo, ver fotos suyas, publicar mi música preferida e incluso ligar, no tengo más que crearme una cuenta, pero ¿qué hay de la crítica o la reflexión personal? No son muchos los que utilizan este medio para reflexionar sobre alguna noticia o criticar constructivamente algún tema, sin embargo éste es uno de los objetivos principales que persiguen estos sitos webs, los blogs.

Este hecho desde mi punto de vista está creando unas generaciones venideras cada vez más pobres intelectualmente, ya que crecen sin uno de los valores más importantes en la formación personal. Debemos estar informados de lo que acontece en el mundo en el que vivimos y al mismo tiempo tenemos que ser críticos con la realidad que acontece y reflexionar sobre ella. De este modo crearemos un “vida virtual” más completa, culta y a la vez más compleja.

Con ello, no pretendo tirar por tierra las famosas redes sociales, ya que permiten, entre otras cosas, la interacción entre las personas, uno de los pilares de cualquier tipo de vida, sino hacer ver la importancia que también tienen los blogs, igualmente imprescindibles para el tipo de vida en el que actualmente nos encontramos inmersos.

El origen de los blogs no es nada moderno, ya que derivan de los antiguos cuadernos de viaje utilizados en las travesías náuticas para narrar lo que en éstas acontecía. Tenían una utilidad parecida a la de un diario, que es la misma que a todos se nos viene a la cabeza cuando se nos habla de blog, con la única diferencia que hoy en día se asocia este nombre al mundo virtual, mientras que el diario forma parte de la vida tradicional.

Por ello, me propongo utilizar esta herramienta como una forma más de contribuir a mi formación, y al mismo tiempo poder intercambiar opiniones con otros blogueros, con lo que consigo esa interacción que como anteriormente mencionamos se hace igualmente imprescindible.

Además, también nos ofrecen la posibilidad de poder dar a conocer nuestros gustos musicales, nuestros aficciones, hobbies, etc, que contribuyen a expresar de una manera más compleja nuestra personalidad.